En prisión, a veces resulta necesario, por razones de seguridad, llevar a cabo requisas personales de las personas detenidas y de las visitas.
Las requisas personales pueden ser degradantes y humillantes, especialmente para las mujeres. Por eso deben existir protocolos claros que garanticen que los registros corporales se realizan de manera que se respete la dignidad de las personas sometidas a ellos.
La APT aboga por la protección de las mujeres detenidas mediante la aplicación coherente de las normas internacionales que regulan el uso de los registros corporales.