Andrey fue arrestado por la policía bajo la sospecha de haber robado una joyería. Él fue golpeado con puñetazos y patadas hasta que firmó una confesión. Se retractó después cuando fue interrogado en presencia de su abogado. Andrey fue sentenciado 6 años de prisión. Pero era inocente. [1]

Historias similares son comunes en todo el mundo. En múltiples sistemas de justicia penal, una confesión todavía es considerada como "dorada"– si no como única – evidencia para la convicción. Demasiados oficiales de policía consideran, durante el ejercicio de su trabajo, obtener una confesión de una persona sospechosa, aunque esto signifique usar métodos coercitivos.

Con ocasión del Día Internacional para Apoyar a las Víctimas de la Tortura, pagamos tributo a todas las víctimas de confesiones forzadas e interrogaciones coercitivas. Rendimos homenaje a las personas que fueron asfixiadas con bolsas de plástico, golpeadas y pateadas, privadas de su sueño, interrogadas durante horas sin interrupción, amenazadas, manipuladas o intimidadas para obtener una confesión.

La coerción es una violación del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en particular de la absoluta prohibición de la tortura. Además, es ineficiente a la hora de recopilar información. Resulta en personas inocentes, como Andrey, que acaban firmando una confesión que les sitúa entre barrotes. No hay justicia. Quienes perpetran los crímenes no son juzgados, quedan impunes.  

Los nuevos Principios sobre las Entrevistas Efectivas para Investigaciones y Recopilación de Información son una alternativa a los interrogatorios coercitivos y a las confesiones forzadas – una herramienta cuyas investigaciones eficaces están demostradas, al tiempo que respeta los derechos y dignidad de la persona entrevistada.

El objetivo de la entrevista no es extraer una confesión, sino obtener información fiable. Los Principios ofrecen una guía práctica para investigadores, incluida la escucha activa y la creación de vínculos con la persona entrevista. Los Principios también defienden la presunción de inocencia, pues quien entrevista no está motivado por el objetivo de confirmar opiniones y asunciones preexistentes.

Los Principios promueven mayor transparencia en el proceso de entrevistar, requiriendo salvaguardias legales y procesales. La presencia del-a abogado-a durante el interrogatorio es una importante salvaguardia, así como tener una prueba audio-visual recording de la entrevista. Estas salvaguardias también benefician a la policía protegiéndola de falsas alegaciones de tortura y malos tratos que puedan ser presentadas durante el juicio.

En todo el mundo, se ha efectuado un llamado para cambiar las instituciones policiales: para poner fin a la injusticia y a la discriminación. Estos Principios representan una herramienta práctica para que la policía pueda reconstruir confianza en la comunidad. Empero, se requiere un giro en las actitudes y en la práctica. No solo en la policía, pero en todo el sistema penal, donde predomina una confianza excesiva en las confesiones. Además, requiere que jueces y juezas rechacen categóricamente cualquier confesión obtenida bajo tortura, así como que basen sus decisiones en otras pruebas de evidencias.

Este cambio de cultura es en befenicio de la justicia y de la sociedad. Para evitar la tragedia de las convicciones erróneas, como ocurrió en el caso de Andrey, y otras desviaciones de la justicia. Es un paso hacia la consecución de sociedades en las que los ciudadanos y ciudadanas confíen en la policía y en sus tribunales. Sociedades en las que criminales sean convictos-as e inocentes protegidos-as. Sociedades en las que no haya más victimas de tortura y malos tratos.

 

[1] Trubylev c Russia, sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, 6 de Octubre de 2015.

News Tuesday, June 22, 2021